domingo, 31 de octubre de 2010

Asteroides, ¿Rocas Gigantes o Aglomeraciones de Grava?

29 de Octubre de 2010.
Foto: TAUAunque tiempo atrás se daba por hecho que todos los asteroides eran moles de roca compacta y firme, hipótesis posteriores propusieron que algunos de ellos son en realidad un conjunto de pequeñas piedras, la mayoría del tamaño de la grava, mantenidas juntas por la gravedad. Si una de estas "pilas de escombros" girara lo bastante rápido, quizá las piedras más periféricas podrían separarse del amasijo principal por la fuerza centrífuga y formar un segundo conjunto de piedras, es decir, un segundo asteroide.

Ahora, David Polishook del Departamento de Ciencias Geofísicas y Planetarias de la Universidad de Tel Aviv, y Noah Brosch de la Escuela de Física y Astronomía de la misma universidad, en colaboración con un grupo internacional de científicos, han demostrado la existencia de estos teóricos pares de asteroides de grava separados por la fuerza centrífuga.


La investigación no sólo ha verificado una teoría, sino que aporta datos de importancia capital para el caso de que un asteroide de ese tipo pasara demasiado cerca de la Tierra. En vez de una montaña compacta y firme chocando contra la superficie terrestre, el planeta podría ser apedreado por una masa equivalente de pedruscos y rocas. Este conocimiento podría guiar las tácticas defensivas que habría que adoptar si un asteroide de esa clase estuviera en trayectoria de colisión con la Tierra.

Según los autores del estudio, aunque las trayectorias orbitales de estos asteroides fácilmente desgajables se ven afectadas por la atracción gravitatoria de los planetas principales, la radiación del Sol también puede tener una gran influencia sobre ellos. Una vez que la luz solar es absorbida por el asteroide, la velocidad de rotación se incrementa. Cuando se alcanza una determinada velocidad crítica, un puñado de piedras se separa del montón principal y acaba formando un nuevo asteroide.

En algunos aspectos, el fenómeno puede ser comparado con lo que le sucede a una patinadora artística sobre hielo. Cuanto más rápido gira, más difícil será para ella mantener los brazos pegados a su cuerpo.

Un insecto de hace 110 millones de años conservado en ámbar

sábado 30 de octubre de 2010

Iberofoveopsis miguelesi. FUNDOPOLIS
Un pequeño insecto que vivió hace 110 millones de años y que se encuentra perfectamente conservado ha sido descubierto en una pieza de ámbar por investigadores de la Fundación Dinópolis en el yacimiento San Just, de la localidad de Utrillas (Teruel).

El paleontólogo Enrique Peñalver, uno de los científicos del equipo, ha declarado a Efe que insectos de este tipo sólo se han localizado en yacimientos de Estados Unidos y es el primer que se descubre en Europa.

El insecto, de la era geológica del Cretácico, coetáneo de los dinosaurios, ha sido encontrado en el interior de una pieza de ámbar que permite ver todas sus características morfológicas desde distintos puntos de vista.

Se trata de un ejemplar de hembra adulto y que conserva un largo y grueso ovopositor con el que pondría sus huevos dentro de los tejidos de las plantas en las que vivía, unas coníferas cuyos fluidos utilizaba de alimento.

El número y distribución de las perforaciones u hoyuelos que presenta en cabeza y tórax son únicas, y los investigadores piensan que eran órganos sensitivos para detectar la humedad, ya que estos insectos vivían en zonas de mucha humedad y de clima subtropical.

Peñalver ha señalado a Efe que la zona donde se ha producido el descubrimiento del insecto estaba hace más de cien millones de años situada junto a un brazo de mar.

Los descubridores han bautizado el ejemplar con el nombre de "Iberofoveopsis Miguelesi" o "El opsis perforado ibérico de Migueles", en recuerdo al investigador recientemente fallecido Miguel Ángel González Míguez, y en agradecimiento a sus aportaciones para la publicación de un estudio sobre este insecto.

El paleontólogo ha explicado que esta especie de insecto se extinguió en el mismo periodo del Cretácico, por lo que su localización es extremadamente insólita.

El insecto ha quedado atrapado en la resina segregada por la planta de la que se alimentaba y ahí ha estado conservado durante más de cien millones de años, hasta que su envoltura resinosa se transformó en ámbar.

Para extraer esta pieza del bloque de ámbar hallado en el yacimiento, los investigadores se sirvieron de una resina especialmente desarrollada por la Nasa, que ha permitido la conservación del ejemplar.

Con este descubrimiento, el yacimiento de Sain Just se ha convertido, según Peñalver, en uno de los más relevantes de Europa, con importantes hallazgos en ámbar de fósiles de más de cien millones de años.

Entre otros, ya dados a conocer a la comunidad científica, ha citado una tela de araña con sus presas, la termita "aragonitermes teruelensis" o las avispas "cretevania montoyai".

La pieza, como el resto de las halladas en el yacimiento, se encuentra depositada en el Museo Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, responsable de la conservación y preservación de los fósiles.

martes, 26 de octubre de 2010

Una especie de pez que vivió hace diez millones de años

Aphanius bicorbensis
Un grupo de investigadores ha encontrado en un "paleolago" localizado en la localidad valenciana de Bicorp, una especie de pez que vivió en ese medio hace diez millones de años.

Los resultados de la investigación, que se han publicado en la revista 'Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology', desvelan que las aguas de este medio eran salinas.

Los investigadores, ha informado el Instituto Geológico y Minero de España (dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación), han conseguido establecer la cadena trófica del lago, y han concluido que el depredador que vivía en esas aguas era una nueva especie de pez, que han bautizado como 'Aphanius bicorbensis', como homenaje a la población de Bicorp.

La investigación ha sido realizada por Enrique Peñalver, especialista en insectos fósiles del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y Jean Gaudant, especialista en peces fósiles del Museo Nacional de Historia Natural de París, y el proyecto ha sido financiado por la Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana.

El nombre del género, Aphanius, significa invisible, dada la dificultad de localizar a este pez en los humedales en los que se desarrolla, por lo que la nueva especie podría ser traducido como "el fartet de Bicorp" (en valenciano) o "el invisible de Bicorp" (en español).

El estudio del contenido de las heces de estos peces, que también quedaron fosilizadas en la roca, ha permitido a los investigadores saber que este depredador se alimentaba, principalmente, de los foraminíferos y de las larvas de mosquito, que eran especialmente abundantes en el lago.

Actualmente, la especie presente en la Comunidad Valenciana de este género es Aphanius iberus, "un endemismo ibérico que se encuentra en las listas nacionales e internacionales de especies amenazadas y representa a uno de los vertebrados ibéricos más cercanos a la extinción", ha apuntado Peñalver.

Ha precisado que la nueva especie fósil no es un antepasado directo del Aphanius iberus, sino que ambas especies compartieron un antepasado común.

Por otro lado, la salinidad de las aguas, que se cargaron de sales por la disolución de los abundantes yesos presentes en la zona, ha sido establecida gracias al estudio del conjunto de animales y vegetales acuáticos que han quedado fosilizados en las rocas del barranco de Bicorp.

Entre ésos están las plantas acuáticas Potamogeton, los foraminíferos, los peces del género Aphanius, los pequeños caracoles acuáticos del grupo de los hidróbidos y las larvas de insectos quironómidos.

Peñalver ha subrayado que "esta investigación representa el primer estudio de estas características realizado de un paleolago salino y que los fósiles de esta nueva especie, que rondan los 2 o 2,5 centímetros, han sido depositados en el Museo de Geología, en el departamento de geología de la Universidad de Valencia".

Según ha informado el Instituto Geológico y Minero, en la Comunidad de Valencia existen proyectos específicos de protección del Aphanius iberus y se está trabajando para aumentar sus poblaciones.

Los problemas principales de esta especie están asociados a la desaparición o contaminación de los humedales que habitaba el pez, además de la introducción en 1921 de la gambusia, un pez procedente de Norteamérica, para combatir los mosquitos transmisores del paludismo.

sábado, 23 de octubre de 2010

La bajada en la actividad solar vinculada al reciente calentamiento global

SolUn análisis de datos de satélite desafía la intuitiva idea de que la bajada en la actividad solar enfría la Tierra, y viceversa. De hecho, la fuerza solar sobre el clima de la superficie de la Tierra parece actuar de forma opuesta – al menos durante el actual ciclo solar.

Joanna Haigh, físico atmosférico del Imperial College de Londres, y sus colegas analizaron medidas diarias de la composición espectral de la luz solar realizadas entre 2004 y 2007 por el satélite Experimento del Clima y Radiación Solar de la NASA (SORCE). Encontraron que la cantidad de luz visible que alcanza la Tierra incrementaba conforme disminuía la actividad solar – calentando la superficie de la Tierra. Sus inesperados hallazgos se publican hoy en la revista Nature1.
El periodo del estudio cubre la fase de declive del actual ciclo solar. La actividad solar, que en el ciclo actual tuvo su pico alrededor de 2001, alcanzó un pronunciado mínimo a finales de 2009 durante el cual no se observaron manchas solares durante un periodo de tiempo inusualmente largo.
Las manchas solares, áreas de menor temperatura en la superficie del Sol provocadas por una intensa actividad magnética, son la mejor manifestación visible del ciclo solar de 11 años. Se han observado y registrado regularmente desde los albores de la astronomía moderna en el siglo XVII. Pero las medidas de la longitud de onda de la radiación solar han sido escasas hasta ahora.
Filtración de radiación
El equipo de Haigh comparó los datos del espectro solar de SORCE con longitudes de onda predichas por el modelo empírico estándar basado principalmente en el número y área de manchas solares, y señaló unas inesperadas diferencias. La cantidad de radiación ultravioleta en el espectro era de cuatro a seis veces menor que la predicha por el modelo empírico, pero con un incremento en la radiación en la longitud de onda visible, la cual calienta la superficie de la Tierra, compensando el decrecimiento.
Contrariamente a las expectativas, la cantidad neta de energía solar que alcanza la troposfera de la Tierra – la parte más baja de la atmósfera – parece haber sido mayor en 2007 que en 2004, a pesar del declive en la actividad solar en ese periodo.
Los cambios espectrales parecen haber alterado la distribución de las moléculas de ozono sobre la troposfera. En una simulación mediante un modelo, la abundancia de ozono cayó por debajo de una altitud de 45 kilómetros en el periodo de 2004–07, y se incrementó por encima en la atmósfera.
Los cambios modelados son consistentes con las medidas espaciales del ozono durante el mismo periodo.
“Estamos viendo – aunque limitado a un periodo de tiempo muy corto – un cambio muy interesante en la irradiación solar con cambios notablemente similares en el ozono”, dice Haigh. “Podría ser una coincidencia, y requiere de verificación, pero nuestros hallazgos podrían ser demasiado importantes para no publicarlos ahora”.
Sorpresa solar
Aún no están claras todas las implicaciones del descubrimiento. Haigh dice que el actual ciclo solar podría ser diferente de anteriores ciclos, por razones desconocidas. Pero también es posible que los efectos de la variabilidad solar en las temperaturas atmosféricas y el ozono sean sustancialmente diferentes de lo que anteriormente se había supuesto.
“En su valor nominal, los datos parecen increíblemente importantes”, dice Michael Lockwood, físico espacial de la Universidad de Reading, en el Reino Unido. “Si la actividad solar está desfasada respecto a la fuerza radiativa solar, podría cambiar nuestra comprensión de cómo actúan ciertos procesos en la troposfera y estratosfera para modular el clima de la Tierra”.
Algunos meteorólogos creen, por ejemplo, que durante fases de baja actividad solar, ‘eventos de bloqueo’ – patrones inusuales en corrientes de aire desde el oeste que pueden causar olas de frío y tiempo extraño en Europa – ocurren más frecuentemente. Un evento de bloqueo se cree que ha provocado el transporte hacia el sur de nubes de cenizas después de la erupción en marzo del volcán islandés Eyjafjallajökull, que interrumpió el tráfico aéreo en toda Europa. Pero cualquier vínculo entre las recientes anomalías climáticas y posibles peculiaridades en el actual ciclo solar son especulativas por ahora, señala Lockwood.
Conocimiento modificado
A lo largo de los tres años del periodo de estudio, las variaciones observadas en el espectro solar han causado aproximadamente tanto calentamiento en la superficie de la Tierra como el incremento por las emisiones de dióxido de carbono, dice Haigh. Pero dado que la actividad solar es cíclica, no debería tener un impacto a largo plazo en el clima, sin importar si han tenido lugar cambios espectrales similares durante ciclos solares anteriores.
“Si el clima se viese afectado a largo plazo, el Sol debería haber producido un notable enfriamiento en la primera mitad del siglo XX, cosa que sabemos que no fue así”, comenta.
La idea de que los científicos podrían no haber comprendido del todo los efectos del Sol sobre el clima, no debería proporcionar munición a los escépticos del cambio climáticos, apunta Martin Dameris, científico atmosféricos en el Centro Aeroespacial Alemán en Oberpfaffenhofen.
“Los hallazgos podrían demostrar ser muy significativos en lo que respecta a comprender, y cuantificar, fluctuaciones climáticas naturales”, comenta. “Pero no importa cómo lo mires, la influencia del Sol en el actual cambio climático es, como mucho, un pequeño añadido natural al calentamiento invernadero generado por el hombre”.
“Todas las pruebas apuntan a que la inmensa mayoría del calentamiento es antropogénico”, concuerda Lockwood. “Podría ser que la parte solar no funcione de la forma en que pensábamos que lo haría, pero ciertamente no es una fractura grave de la ciencia”.
Futuras medidas – idealmente datos solapados de distintos instrumentos en satélites – deberían ayudar a aclarar el tema. Pero probar la precisión de los hallazgos provisionales de Haigh llevará al menos otro ciclo solar completo de 11 años, con observaciones espectrales de alta calidad.
“Estamos esperando con ansiedad a que lleguen estos datos”, comenta Haigh.

viernes, 22 de octubre de 2010

La galaxia más lejana está a 13.000 millones de años luz

El objeto celeste más lejano y antiguo observado hasta ahora es una galaxia cuya luz ha tardado más de 13.000 millones de años en llegar a la Tierra y ha sido observada cuando el Universo tenía solo unos 600 millones de años, han confirmado telescopios europeos en Chile.

La galaxia, llamada UDFy-38135539, era una de las candidatas a más lejanas detectadas en 2009 por la nueva cámara del telescopio espacial Hubble, galaxias primordiales compactas nunca antes observadas. Ahora la ha confirmado el Observatorio Europeo Austral (ESO) y otras están fase de confirmación. Pero los astrónomos tendrán que esperar a disponer del nuevo telescopio espacial James Webb, sucesor del Hubble, que observará en las frecuencias de infrarrojo adecuadas, para así cumplir su sueño de ver las primeras estrellas que se formaron en el Universo, cuya edad se estima en 13.700 millones de años.

También quieren ver los primeros agujeros negros en los próximos 10 años. Todavía no se sabe si los agujeros negros se formaron antes o después que las primeras estrellas, explica Mas Hesse, del Centro de Astrobiología, pero sí que son igualmente muy antiguos.

Los astrónomos creen que esa galaxia, bautizada como UDFy-38135539, puede aportar información sobre la llamada "época de reionización" de universo, una era en los albores del universo en la que la radiación de las primeras galaxias cambió el estado físico del hidrógeno circundante.

Para calcular la distancia a la que se encuentra la galaxia, los astrónomos midieron mediante una espectroscopia el conocido como "corrimiento hacia el rojo" de la luz. Cuando la luz de un objeto viaja hacia la tierra, la expansión del universo extiende su densidad de onda, haciendo que se vuelva más roja. Su medida es considerada por la comunidad astronómica como el procedimiento más fiable para calcular distancias espaciales.

En el caso de la galaxia UDFy-38135539, se detectó un nivel de corrimiento hacia el rojo que alcanzó los 8,55 puntos, una cifra que supera el récord anterior de 8,2 generado por una gran explosión de rayos gamma situada a 13.000 millones de años luz de la Tierra.

lunes, 18 de octubre de 2010

Una estrella seis veces mayor que el Sol influyó en el nacimiento del Sistema Solar

Visión artística del disco protoplanetario en los primeros instantes de formación del Sistema solar. Foto: Gabriel Pérez Díaz, Servicio MultiMedia, Instituto de Astrofísica de Canarias Un equipo internacional liderado por astrofísicos españoles ha descubierto que el origen de algunos de los elementos radioactivos encontrados en los meteoritos más primitivos, cuyo origen data de la época de formación del Sistema Solar, pudo proceder de una estrella de seis masas solares atravesando la última fase de su vida a su paso por la vecindad solar.

La incógnita del origen de los componentes radioactivos hallados en los meteoritos más primitivos, aquellos que se remontan a la formación de nuestro Sistema Solar, parece tener una nueva respuesta. Un grupo internacional de astrofísicos, liderado por investigadores españoles, ha llegado a la conclusión de que esos isótopos radioactivos podrían proceder de una antigua estrella del tamaño de seis masas solares en los últimos momentos de su vida. Estos elementos podrían haber desempeñado un papel esencial en la evolución de los primeros bloques constitutivos de los planetas rocosos que forman el Sistema Solar.

Desde su descubrimiento en los años sesenta del siglo pasado, el origen de los elementos radioactivos que se incorporaron a los primeros materiales sólidos que formaron los meteoritos ha sido un tema muy debatido por los astrónomos. Los meteoritos más primitivos han preservado en su interior esos materiales primigenios dado que proceden de asteroides pequeños que nunca llegaron a convertirse en planetas. Son, por lo tanto, el único registro tangible del origen del Sistema Solar. Hasta la fecha, se había pensado que esos núcleos radioactivos, especialmente el aluminio (26Al) y el hierro (60Fe), podrían proceder de una supernova cercana que habría dispersado estos elementos en el momento de su explosión, aunque esta teoría no parecía ajustarse totalmente a las observaciones realizadas. Según Josep M. Trigo, investigador del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, “este nuevo estudio proporciona el primer modelo astrofísico que reproduce las abundancias de estos elementos en los primeros meteoritos, llamados condritas, sin necesidad de invocar la presencia de una supernova en la vecindad solar, en los momentos iniciales de la formación del Sistema Solar”.

En su lugar, los resultados obtenidos por el nuevo estudio sugieren que una vieja estrella cercana equivalente a seis soles, mucho menos energética y masiva que una supernova, pudo bastar para proporcionar los principales núcleos radioactivos retenidos en los meteoritos primitivos. “Gracias a este trabajo se ha comprobado que la proporción de isótopos radioactivos estimados en nuestros modelos de una estrella de seis masas solares coincide a la medida en los meteoritos primitivos”, señala Aníbal García Hernández, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Formación planetaria

En general, las estrellas mayores que el Sol conforme envejecen queman en su interior elementos cada vez más pesados, desde el hidrógeno hasta el hierro. En este proceso las estrellas aumentan su tamaño y algunas llegan a convertirse en gigantes rojas (estrellas en la rama asintótica de las gigantes o AGB de sus siglas en inglés), mientras que otras, las más masivas, por encima de 8 veces la masa del Sol, acabarían sus vidas explotando como supernovas. Ambos tipos de estrellas se hacen inestables al final de sus días, hasta que, en sus últimos latidos, expulsan al espacio las capas más externas de su atmósfera. Estos residuos son los ladrillos a partir de los cuales se construyen nuevas generaciones de estrellas y planetas.

Según el estudio, los elementos radioactivos sintetizados en el interior de estrellas gigantes rojas cercanas, con masas aproximadamente seis veces mayor que la del Sol, habrían participado enriqueciendo la nebulosa a partir de la cual se formó el Sistema Solar sin necesidad de la contribución de estrellas más masivas, que habrían producido supernovas, como hasta ahora se suponía. La desintegración de esos isótopos en el interior de los primeros cuerpos o protoplanetas sería responsable del calentamiento interno que ayudó a que los primeros minerales se fundiesen y recristalizasen para dar lugar a los planetas rocosos y grandes asteroides. “El trabajo demuestra que de ese modo las abundancias de los principales núcleos radioactivos medidas en meteoritos serían perfectamente consistentes con los producidos por este tipo de estrellas”, señala Arturo Manchado, investigador del IAC.

En el estudio, que se acaba de publicar en la revista especializada Meteoritics & Planetary Science, han participado los investigadores españoles Josep M. Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), Aníbal García Hernández y Arturo Manchado, del Instituto de Astrofísica de Canarias, Pedro García Lario del European Space Astronomy Centre (ESAC) de Madrid, María Lugaro y Mark van Raai de la Universidad de Utrecht, así como Amanda Karakas del Observatorio Mount Stromlo de Australia.

domingo, 17 de octubre de 2010

Galaxias jóvenes absorben gas frío de hidrógeno y helio para su expansión

Recreación artística de una galaxia. ESO
Algunas galaxias chocan y se unen, formando sistemas mayores, pero hay otro método, menos violento, que también provoca su expansión: galaxias jóvenes absorben cantidades de gas frío de hidrógeno y helio, que atravesaba el Universo primitivo y que sirvió como material para la formación de nuevas estrellas.

Un equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Astronomía en la ciudad alemana de Heidelberg y el Observatorio Europeo Austral (ESO) ha descubierto este fenómeno, basándose en observaciones realizadas con el Very Large Telescope (VLT), que opera en Chile.

"De la misma manera que una empresa se puede expandir al fusionarse con otras empresas o incorporando nuevos empleados, una galaxia pueden crecer al chocarse con otras galaxias o absorbiendo material de su alrededor", explican los especialistas.

"Los nuevos resultados del VLT son la primera prueba directa de que la acreción de gas ocurrió realmente en galaxias primitivas y que desencadenó una extensa formación de estrellas y la expansión de galaxias masivas en el Universo joven", ha declarado el director del equipo de astrónomos, Giovanni Cresci, del Osservatorio Astrofisico di Arcetri, cerca de Florencia, en Italia, según un comunicado.

Su grupo analizó tres galaxias lejanas, cuya luz fue emitida unos 2.000 millones de años después del Big Bang, el gran estallido inicial que dio lugar al nacimiento del Universo.

Los astrónomos descubrieron que en las zonas centrales de las galaxias se encontraban sólo unos pocos rastros de elementos pesados, a diferencia de lo que ocurre en las galaxias del Universo actual.

"Esto es una señal de que el material que alimentó la formación de estrellas tuvo su origen en el gas pobre en metales de los alrededores de la galaxia", dice el comunicado.

"De esta manera, las galaxias jóvenes fueron sorprendidas en el mismo momento en el que están alimentándose de gas, que usan para la formación de estrellas nuevas", añade el trabajo que publica hoy la revista Nature.

viernes, 15 de octubre de 2010

Sobre mensajes y otras señales extraterrestres

¿Es realmente posible un contacto con otra civilización? El descubrimiento del planeta Gliese 581g reabre la polémica cuestión 

La incesante y sistemática búsqueda de planetas similares a la Tierra y, por lo tanto, capaces de albergar vida, pone (de nuevo) sobre el tapete la inquietante cuestión de un hipotético contacto con extraterrestres, seres inteligentes que vivirían en regiones alejadas del universo. Ahora bien, ¿es realmente posible ese tipo de contacto? Y si lo es ¿cómo se produciría y qué implicaciones tendría para nosotros? El reciente descubrimiento de Gliese 581g, un planeta a "sólo" veinte años luz de distancia y que tiene, por ahora, más posibilidades que ningún otro conocido de ser apto para la vida, ha reabierto esta polémica cuestión, que hoy por hoy está en la frontera misma entre la Ciencia y la ciencia ficción.


La señal luminosa descubierta por un científico australiano ha contribuido a la expectación
A esta nueva oleada de expectación ha contribuido (¿simple casualidad o prueba?) la "señal" luminosa descubierta hace dos años por el prestigioso astrónomo australiano y miembro del programa SETI Ragbir Bhathal en la misma región de espacio que ocupa el planeta recién descubierto. Una señal que, además, fue captada mucho antes de que se supiera que allí, alrededor de la enana roja Gliese 581 existen, efectivamente, planetas "potencialmente habitables".
Pero veamos. Supongamos que, efectivamente, el pulso luminoso registrado por Bhathal en diciembre de 2008 fuera emitido por una civilización extraterrestre. ¿Cómo sería un contacto con ella? Veinte años luz, que es la distancia que nos separa de esos hipotéticos vecinos, es un recorrido que, a pesar de resultarnos inalcanzable, es realmente muy pequeño si se compara con el tamaño del universo, que los últimos cálculos cifran en 13.700 millones de años luz. Un año luz equivale a 9,6 billones de km., y se llama así porque un año es, precisamente, el tiempo que tarda un rayo de luz en recorrer esa distancia, a razón de 300.000 km por segundo. Si quisiéramos expresar el tamaño del universo en km. la cifra tendría kilómetros de longitud.
Respuesta en 20 años
Por lo tanto, la señal captada en la Tierra por Bhathal en 2008 partió de las proximidades de Gliese 581 veinte años antes de esa fecha, pongamos que en diciembre de 1988. Desde entonces, la señal ha estado viajando por el espacio (a 300.000 km. por segundo), para cubrir la inmensa distancia (20 años luz = 192 billones de km) hasta alcanzar los instrumentos de medición del científico australiano.
Vayamos ahora un poco más allá y supongamos que la señal fuera, efectivamente, una especie de "hola" lanzado al espacio por seres inteligentes. Nuestra contestación a ese "saludo", suponiendo que fuera emitida inmediatamente después de recibirlo, tardaría, pues, otros veinte años en llegar a Gliese581. ¿Se imaginan una conversación en esos términos, con cada mensaje separado por un mínimo de cuarenta años (veinte de ida y veinte de vuelta) de su respuesta?
Para hacernos una idea de las escalas de las que estamos hablando, baste decir que todo nuestro Sistema Solar (desde el Sol hasta Plutón), apenas si mide unos minutos luz (algo más de 6.000 millones de km.). Un simple suspiro incluso si lo comparamos con la distancia que nos separa de nuestra vecina más inmediata, Alfa Centauri, la estrella más próxima a nosotros, que es de unos 4 años luz (38,4 billones de km.). Gliese 581g está cinco veces más lejos.
Aún más lejos
La cosa, por supuesto, puede complicarse todavía mucho más si ponemos el punto de mira en algún punto más alejado que Gliese 581g. Baste con pensar, por ejemplo, que la distancia de nuestro Sol hasta el centro de la galaxia en que vivimos, la Vía Láctea, es de unos 28.000 años luz. O que la distancia de la Vía Láctea a la galaxia más cercana, Andrómeda, es de unos dos millones de años luz, lo que significa que cuando la observamos, la vemos como era en un tiempo en que el ser humano se parecía más a un mono que a un hombre... Y existen miles de millones de galaxias, hasta los límites mismos de nuestro universo. Las más alejadas que se han visto hasta ahora están a distancias inconmensurables, a más de 13.000 millones de años luz de nosotros.
Con nuestra tecnología, pues, sería del todo imposible mantener un contacto estable con cualquier civilización extraterrestre, incluso si ésta viviera en un lugar tan "cercano" como es Gliese 581g. Por no hablar de la posibilidad de viajar físicamente hasta allí. Por ahora, las naves humanas que más lejos han llegado son las sondas Pioneer 10 y 11, lanzadas a principios de los setenta y que hoy, cuatro décadas más tarde, apenas si están saliendo del Sistema Solar. A la velocidad de la que son capaces nuestras naves, se tardarían decenas de miles de años en alcanzar Gliese 581G, y muchos millones de años si pretendiéramos el modesto objetivo de llegar, por ejemplo, hasta la región central de nuestra proia galaxia.
Civilización más avanzada
Lo que nos lleva a pensar que, si a pesar de todo el contacto se produjera, sería con una civilización muchísimo más avanzada que la nuestra y capaz, por lo tanto de sortear o minimizar los problemas planteados por las inmensas distancias a cubrir. Hace apenas un par de meses, el físico británico Stephen Hawking nos alertaba sobre esa posibilidad: probablemente no saldríamos bien parados de un encuentro con una civilización tan avanzada. A pesar de lo cual se están realizando ingentes esfuerzos para buscar "nuevas tierras" capaces de albergar vida.
Al ritmo actual de las investigaciones, y con nuestros mejores instrumentos "peinando" sistemáticamente el cielo y analizando, una por una, cientos de miles de estrellas próximas, todo hace preveer que en los próximos años se encontrarán no uno, sino posiblemente decenas de mundos parecidos al nuestro. Y que, por qué no, en alguno de esos mundos se habrá producido, como sucedió en la Tierra, el milagro de la vida. Si hay alguien ahí fuera, lo encontraremos. Es sólo una cuestión de tiempo. Nadie sabe bien qué es lo que sucederá después. Lo que sí parece seguro es que cambiará nuestra Historia para siempre.

 

jueves, 14 de octubre de 2010

Un gran océano cubrió parte del planeta Marte

Un gran océano cubrió parte del planeta MarteUn nuevo mapa sobre los valles de Marte respalda la teoría de que un océano cubría todo el hemisferio norte del planeta rojo. Asimismo, muestra un mayor parecido entre los sistemas montañosos de Marte y de la Tierra de lo que se pensaba ahora, según un estudio de la Universidad de Illinois del Norte y el Instituto Lunar y Planetario de Houston en EEUU.

Los investigadores han utilizado un innovador programa informático para producir un mapa global más detallado de la red de valles en Marte. Este hallazgo indica que estas redes son dos veces más amplias de lo que señalaba el único mapa del planeta existente.

Además, las regiones más densas en valles forman un cinturón alrededor del planeta entre el ecuador y las latitudes de la mitad sur, lo que resulta coherente con un escenario climático pasado que incluyera precipitaciones y la presencia de un océano cubriendo una gran parte del hemisferio norte de Marte. Los científicos han planteado ya la hipótesis de un único océano en el antiguo Marte, sin embargo, el debate sigue abierto en este sentido.

Según explica Wei Luo, responsable del estudio, "todas las evidencias recopiladas al analizar la red de valles en el nuevo mapa apuntan a un escenario climático particular en los inicios de Marte. Éste podría haber incluido lluvias y la existencia de un océano que cubría la mayor parte del hemisferio norte o alrededor de una tercera parte de la superficie del planeta".

Similitudes con ríos terrestres

Tomasz Stepinski, coautor del trabajo junto a Luo, señala que "la presencia de más valles indica que muy probablemente llovió sobre el antiguo Marte, mientras que el patrón global muestra que este cinturón de valles podría explicarse si hubiera existido un gran océano en el norte".

La red de valles de Marte muestra algunas similitudes con los sistemas de ríos de la Tierra, lo que sugiere que el planeta rojo fue más cálido y húmedo que en el presente. Sin embargo, dado que las redes fueron descubiertas en 1971 por la sonda Mariner 9, los científicos han debatido si fueron creadas por la erosión del agua superficial, lo que apuntaría a un clima con lluvias o a un proceso de erosión conocido como socavamiento por aguas subterráneas, que puede producirse en condiciones de frío y sequedad.

La gran disparidad entre las densidades de redes de ríos en Marte y la Tierra han proporcionado el principal argumento contra la idea de que la erosión por escorrentía formó las redes de valles. Pero el nuevo mapa reduce la disparidad, lo que indica que algunas regiones de Marte tenían densidades de redes de valles comparables a las de la Tierra.

Océáno al norte, montañas al sur

Stepinski desarrolló los algoritmos utilizados en la elaboración del nuevo mapa. "El único mapa global de las redes de valles se produjo en los años noventa examinando imágenes y dibujando sobre ellas, así que estaba bastante incompleto y no se había actualizado con los datos actuales. Nuestro mapa se creó de forma semiautomática, con un algoritmo informático que funciona con datos topográficos extraídos de redes de valles, es más completo y muestra más redes de valles", señala el investigador.

Según apuntan los investigadores, la superficie marciana se caracteriza por planicies localizadas en su mayoría en el hemisferio norte y sistemas montañosos localizados principalmente en el hemisferio sur. Dada esta topografía, el agua se acumularía en el norte, donde las elevaciones superficiales son menores que en el resto del planeta, formando así un océano.

"Un océano único en el hemisferio norte explicaría por qué existe un límite austral a la presencia de redes de valles. En estas regiones más al sur de Marte, localizadas lejos de las reservas de agua, existirían pocas lluvias y no desarrollarían valles. Esto también explicaría por qué los valles se vuelven más superficiales a medida que se va de norte a sur, como sucede en este caso", afirma Luo.

Por último, el investigador señala que la lluvia se restringiría al área cubierta por el océano y a las superficies de tierra vecinas, lo que se asocia con el patrón similar a un cinturón de la disección de valles que se observa en el nuevo valle.

martes, 12 de octubre de 2010

El cometa Hartley y Júpiter, se podrán observar en octubre

El cometa Hartley y Júpiter, se podrán observar en octubreDos fenómenos astronómicos principales serán los protagonistas del cielo del mes de octubre y podrán ser observados con nitidez en Andalucía: el cometa Hartley, que alcanzará el 20 de octubre su máximo acercamiento a la Tierra desde que fue descubierto en 1986, y el planeta Júpiter, el quinto del Sistema Solar.

Según ha explicado a Europa Press el miembro de la Federación de Asociaciones Astronómicas 'Cielo de Comellas' Francisco Cordero, durante el mes de octubre el cometa Hartley, cuyo núcleo tiene aproximadamente 1,5 kilómetros de diámetro, será perfectamente visible en octubre con un telescopio.

Tal y como indica, los cometas tardan entre tres y seis meses en atravesar el Sistema Solar y se perciben como una estrella con una pequeña cola que se mueve sobre un fondo de estrellas en su trayectoria hacia el Sol. No son fenómenos observables a simple vista, a excepción de cuerpos de condiciones extraordinarias, como ocurrió hace un par de años con el cometa Holmes.

Por otro lado, Júpiter será el único planeta visible durante el mes de octubre en nuestros cielos, especialmente desde el sureste. Con unos prismáticos de calidad o un telescopio sencillo pueden distinguirse incluso sus cuatro satélites, los denominados 'galileanos' por ser descubiertos por Galileo Galilei, afirma.

En el cielo profundo, estarán dispuestas para ser vistas la Galaxia de Andrómeda y otros objetos como cúmulos estelares, nebulosas, estrellas dobles o variables.

Todos estos datos, así como consejos didácticos sobre el manejo de telescopios, nociones básicas sobre astronomía, información sobre las fases distintas fases de la luna u otros fenómenos astronómicos, son compartidas por estos científicos con los que quieran acercarse a la Casa de la Ciencia del CSIC en Sevilla, donde los primeros jueves de cada mes el 'Cielo de Comellas' organiza una mesa redonda llamada 'El Cielo del mes'.

Eso sí, apunta, "son actividades organizadas con rigor científico. No se trata de adivinar lo que nos va a pasar mañana ni nada relacionado con las supersticiones o creencias, todo está pensando desde un punto de vista científico". Fundamentalmente los que estos científicos quieren trasladar es "qué hay en el cielo, cómo localizarlo y de qué manera interpretarlo, distinguiendo, por ejemplo, una galaxia de una nebulosa, algo necesario para disfrutar de la astronomía a fondo".

También organiza la Federación cursos sobre astronomía básica -el próximo mes de noviembre- o avanzada, talleres de reparación, montaje y construcción de telescopios. Además, esta asociación está montando un sistema de control computerizado para el seguimiento del cielo y, por otro lado, prepara para la próxima Navidad un encuentro para aconsejar a los aficionados sobre la compra de un telescopio.

Cordero afirma que "con unas nociones básicas se puede disfrutar de la astronomía a muchos niveles, porque si bien comprarse un telescopio no es lo mismo que una caña de pescar, no son necesarios estudios en profundidad para manejar algunos conceptos o instrumentos como planisferios, cartas estelares o programas informáticos".

Por otro lado, la Federación organiza de forma periódica salidas a la sierra para observar el cielo nocturno, en las que los aspectos técnicos como, por ejemplo, la metodología para la medición de estrellas dobles, se enriquece con la visión "más romántica de la astronomía", encarnada en los mitos griegos, mesopotámicos o egipcios sobre el cielo.

Cordero reconoce que la contaminación lumínica dificulta considerablemente la observación del cielo nocturno -tarea en la que se afanan cada noche cientos de astrónomos en toda España-, algo que ocurre "de forma creciente" en Sevilla, de manera que "hay muchas personas en esta ciudad que no han visto nunca la Vía Lactea".

sábado, 9 de octubre de 2010

Paleontologia

lunes 6 de septiembre de 2010
El reno y el mamut ya vivían en la Península Ibérica hace 150.000 años

Recreación artística de la fauna glaciar prehistórica que habitaba nuestra península. P.NovákUn equipo integrado por miembros de la Universidad de Oviedo (UO) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha recopilado todos los hallazgos del mamut lanudo, del rinoceronte lanudo y del reno en la Península Ibérica para demostrar que, aunque de forma escasa, hace 150.000 años los grandes mamíferos, prehistóricos indicadores de clima frío, ya habitaban este territorio.

La presencia del mamut lanudo (Mammuthus primigenius), del rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis), del reno (Rangifer tarandus), y en menor medida del glotón (Gulo gulo), del zorro ártico (Alopex lagopus), del buey almizclero (Ovibos moschatus) y del antílope saiga (Saiga tatarica) se ha relacionado con la escala paleoclimática elaborada a partir de la composición isotópica de oxígeno en los hielos de Groenlandia.

“Los hallazgos de faunas de clima frío en la Península Ibérica coinciden con los momentos de mayor enfriamiento global registrados en los hielos de Groenlandia”, explica a SINC Diego Álvarez-Lao, autor principal del trabajo e investigador en el Área de Paleontología de la Universidad de Oviedo.

El estudio, que se ha publicado en la revista Quaternary International, demuestra indica que los restos más antiguos de mamíferos adaptados a clima frío hallados en la Península Ibérica, han podido datarse en torno atienen pertenecen a grandes mamíferos prehistóricos que vivieron de forma aislada en España hace 150.000 años antes de la actualidad de antigüedad.

Las “faunas glaciares” entran en la Península en ese momento porque “las condiciones ambientales en el centro y norte de Europa son tan extremas que los animales se vieron obligados a emigrar al sur, donde el clima era menos extremo”, asegura Álvarez-Lao.

Hace 44.000 años estos animales se hicieron más comunes en la Península Ibérica pero de forma episódica. “Los momentos fríos (con presencia de faunas glaciares) se alternaron con momentos templados”, añade el investigador.

El aumento de temperaturas causó una crisis biológica

Según el equipo, los últimos hallazgos de estas especies frías datan de hace unos 10.000 años, y coinciden con el final de las glaciaciones. En ese momento, el clima se calentó en todo el hemisferio norte y el hábitat propicio para estas faunas se fue reduciendo a latitudes cada vez más nórdicas y a espacios más pequeños.

“El aumento de las temperaturas causó una auténtica crisis biológica para estos animales especializados en climas de extremo frío. Algunas especies como el reno o el zorro ártico encontraron su nuevo hábitat en las regiones árticas del planeta, donde aún hoy sobreviven. Otras como el mamut y el rinoceronte lanudo tuvieron menos suerte”, especifica el paleontólogo.

Según los estudios de restos de polen asociados a estos hallazgos, el paisaje de la época en la que vivieron los grandes mamíferos en la Península Ibérica estaba compuesto sobre todo por estepas, es decir vegetación herbácea. “Los árboles serían muy escasos en estos momentos de gran frío y aridez ambiental”, señala Álvarez-Lao.

Más de 72 yacimientos con restos de mamíferos

Los investigadores españoles hallaron los restos fósiles de fauna de clima glaciar en 72 yacimientos ibéricos, la mayoría en el norte de la península (Cornisa Cantábrica y Cataluña). También existen indicios en zonas del interior peninsular e incluso en el sur, donde se encuentra el yacimiento de mamuts lanudos de Padul (Granada).

“Estas especies convivieron con las distintas culturas humanas. Hay evidencias en algunos yacimientos del País Vasco, Navarra y Cataluña de que los neandertales coexistieron con los mamuts y los renos en determinados momentos. No obstante, la mayor parte de evidencias de estas faunas coinciden con las épocas de las culturas Ggravetiense, Ssolutrense y Mmagdaleniense (durante el Paleolítico Superior, en la Europa Occidental)”, manifiesta Álvarez-Lao.

Antropologia:Pierolapithecus Catalaunicus

Pierolapithecus Catalaunicus



Imagen Pierolapithecus Catalaunicus

El "eslabón perdido", el último antepasado común entre el mono y el hombre, ha sido encontrado en Cataluña. El pequeño casi hombre o casi mono catalán, un macho, ha sido bautizado con el nombre de 'Pierolapithecus catalaunicus'.

  AMÉRICA VALENZUELA (elmundo.es)
El español Salvador Moyà-Solà, del Instituto de Paleontología Miguel Crusafont, y su equipo encontraron un colmillo de forma inesperada. Una máquina excavadora estaba despejando el terreno para trabajar con mayor facilidad cuando el canino apareció entre la tierra removida. "Los buenos fósiles te encuentran a ti", exclamó el investigador al ver el canino.

 'Tiraron del hilo' y con paciencia e ilusión desenterraron 83 huesos en perfecto estado de conservación. Los restos llevaban escondidos alrededor de 13 millones de años muy cerca de Barcelona. Concretamente en Els Hostalets de Pierola, por eso el nuevo simio se llama 'Pierolapithecus'. Los resultados del estudio de los fósiles se acaban de hacer públicos en la revista científica 'Science'.

 Por la forma de sus dientes, el simio catalán se alimentaba de frutas que recogía de los árboles a los que trepaba. Porque el 'Pierolapithecus catalaunicus' era un excelente escalador; así lo confirman sus flexibles muñecas rotatorias y la rigidez de la parte inferior de su columna vertebral, que permite una mayor flexibilidad y extensión de esta zona del cuerpo. El físico del 'Pierolapithecus catalaunicus' ha sido toda una sorpresa para los antropólogos, ya que es una mezcla indefinida de humano y mono.

Pierolapithecus Catalaunicus


 

Los omóplatos del nuevo simio se extienden a lo largo de la espalda, como en los seres humanos. En los monos, en cambio, estos huesos están situados a los lados de la caja torácica, como en los perros, por ejemplo.

 El cráneo de nuestro antepasado catalán también era más parecido al de los humanos que al de los monos. La cara era corta, pero a pesar de ello, la estructura de la parte superior de la nariz se encuentra en el mismo plano que los ojos. En contraste, los monos tienen el caballete entre los ojos e interfiere en el campo de visión.
Por otra parte, su cara vista de perfil estaba en pendiente y los dedos de sus pies y manos eran cortos, ambos rasgos característicos de los monos. Es por ello que el 'Pierolapithecus catalaunicus' se podía colgar de los árboles, pero no con demasiada facilidad.

Moyà-Solà sospecha que este batiburrillo de características anatómicas indica que "varios rasgos surgieron por separado, y quizá más de una vez, en la evolución de los simios". Los rasgos típicos de homínido iban y venían, eran comunes en diferentes simios hasta que la selección natural empezó a descartar diseños poco útiles y se fue conformando poco a poco, a lo largo de millones de años lo que hoy es el hombre moderno, por una parte, y los monos, por otra.

La aparición de este nuevo simio da un giro a las teorías sobre los antepasados del hombre. El periodo de tiempo donde se cree que el hombre y el mono separaron su línea evolutiva fue el Mioceno Medio -de hace 12,5 a 13 millones de años- que es cuando vivó el 'Pierolapithecus catalaunicus'. De esta etapa del Periodo Terciario no existen casi pruebas fósiles por lo que este descubrimiento ha sido toda una alegría para los científicos que tratan de arrojar luz sobre la identidad de nuestros lejanos parientes.

Una nueva especie de simio

Una nueva especie de simio desenterrada en Cataluña se ha presentado en la revista 'Science' como un antepasado común del orangután, el gorila, el chimpancé y el hombre. 'Pierolapithecus catalaunicus' vivió hace 13 millones de años en un ecosistema selvático subtropical y tiene un tórax ancho y aplanado, los omoplatos en la espalda y no en los costados -como los monos, los perros y otros animales-, la parte final de la columna vertebral corta y rígida, y una cara corta, entre otras características exclusivas de los grandes simios, incluido el ser humano. Su nombre hace referencia a la localidad barcelonesa cerca de la cual se encontraron los restos, Els Hostalets de Pierola, y a Cataluña.

«Este hallazgo permite anclar en el tiempo y documentar un momento fundamental en la evolución de los grandes antropomorfos», ha explicado a este periódico Salvador Moyà-Solà, director del equipo del Instituto de Paleontología Miguel Crusafont, de Barcelona, que descubrió el fósil. Se sabe desde hace tiempo, por las diferencias entre los genomas de los grandes simios y los gibones -o simios menores-, que los primeros tomaron un camino separado en la evolución hace entre 11 y 16 millones de años. Sin embargo, hasta ahora no se habían encontrado fósiles de esa época con rasgos característicos de los grandes antropomorfos. «Son más primitivos».
familia micu



Trepar, pero no colgarse

'Pierolapithecus', o un pariente muy cercano, podría ser el último antepasado común del orangután, el gorila, el chimpancé y el hombre, adelantan los investigadores en el artículo de 'Science'. El simio, del que se han hallado 83 huesos o fragmentos -incluida la cara-, tiene «un nuevo tipo de esqueleto» que le facilitaría erguirse, trepar a los árboles y moverse por ellos de un modo distinto al resto de los primates de entonces. «Es el primer paso que conduce a la aparición de la bipedestación en el ser humano», indica Moyà-Solà. El ejemplar recuperado en la provincia de Barcelona es posiblemente un macho, mediría 1,20 metros de alto y pesaría unos 35 kilos. Y vivía en la selva subtropical, ecosistema que en el Mioceno Medio se daba en la costa levantina -no en el interior de la Península Ibérica- y que en la actualidad existe en Sumatra (Asia), uno de los últimos refugios de los orangutanes.

Tenía, según los paleontólogos españoles, el tórax ancho y aplanado, característica que distingue a los grandes simios vivos de animales como el mono, el perro, el gato y el caballo, que lo tienen de la forma idónea para moverse a cuatro patas. «Es la parte anatómica más importante de este fósil, porque es la primera vez que se ha encontrado un tórax similar al de los simios antropomorfos en la historia de los fósiles», explica Moyà-Solà. Sus omoplatos están en la espalda y no a los lados del cuerpo -como en las especies citadas-, el caballete de la nariz no interfiere con el plano de la visión -como en los monos- y sólo uno de los huesos del antebrazo, el radio, se une flexiblemente con la muñeca. «Esto le da una mayor capacidad de rotación y movilidad a la mano, algo muy importante para la vida arborícola».

El descubrimiento pone en duda la aparición simultánea en la evolución de las capacidades de trepar a los árboles y de colgarse de ellos. El ser humano ha perdido esta última habilidad y, según el equipo liderado por Moyà-Solà, también 'Pierolapithecus' carecía de ella.

«Sus manos son cortas, no como las del orangután y el chimpancé, cuyos dedos son largos. Eso les permite suspenderse de las ramas. Los rasgos relacionados con la habilidad de colgarse pueden haber evolucionado varias veces y aparecer posteriormente en los grandes simios».

La dieta de nuestro nuevo antepasado sería principalmente frugívora, aunque -al igual que los chimpancés- no haría ascos a la carne si se presentaba la oportunidad. Su hábitat, una selva densa y húmeda parecida a las de Sumatra y Borneo, sujeta a un clima sin estaciones, pero con una época de lluvias. «La fauna -de la que hemos encontrado muchos restos- sería variadísima: habría elefantes y rinocerontes primitivos, pequeños ciervos, tortugas que cabrían en una mano y otras de hasta medio metro de altura...».
Origen africano

A pesar de haberse encontrado únicamente en la costa mediterránea, Moyà-Solà cree que tiene que haber restos de esta especie en el continente negro. «África es la fábrica de los primates. En el registro de fósiles del Mioceno Inferior y Medio en África, hemos encontrado una diversidad fabulosa de hominoides primitivos con constituciones corporales similares a la del mono. En Eurasia, los simios aparecieron repentinamente en el Mioceno Medio. Antes, los primates eran casi desconocidos. Por esta razón, el área de origen es, en mi opinión, África», dice el paleontólogo catalán.

Los expertos que han visto los restos de la nueva especie no han ahorrado elogios. «Es un hallazgo maravilloso; un sueño hecho realidad», ha dicho Steven Ward, de la Universidad del Noroeste de Ohio. «No podemos decir todavía lo que significa, pero el esqueleto es estupendo», admite David Pilbeam, de la Universidad de Harvard y uno de los paleontólogos que dudan de que el simio se sitúe en nuestra evolución donde los investigadores españoles sostienen. Las dudas, seguramente, se esclarecerán cuando aparezcan nuevos fósiles.

Los huesos de 'Pierolapithecus catalaunicus' quedarán depositados en el Instituto de Paleontología Miguel Crusafont, dependiente de la Diputación de Barcelona, y con sede en Sabadell.

n el equipo liderado por Moyà-Solà, también 'Pierolapithecus' carecía de ella.

«Sus manos son cortas, no como las del orangután y el chimpancé, cuyos dedos son largos. Eso les permite suspenderse de las ramas. Los rasgos relacionados con la habilidad de colgarse pueden haber evolucionado varias veces y aparecer posteriormente en los grandes simios».

La dieta de nuestro nuevo antepasado sería principalmente frugívora, aunque -al igual que los chimpancés- no haría ascos a la carne si se presentaba la oportunidad. Su hábitat, una selva densa y húmeda parecida a las de Sumatra y Borneo, sujeta a un clima sin estaciones, pero con una época de lluvias. «La fauna -de la que hemos encontrado muchos restos- sería variadísima: habría elefantes y rinocerontes primitivos, pequeños ciervos, tortugas que cabrían en una mano y otras de hasta medio metro de altura...».
Origen africano

A pesar de haberse encontrado únicamente en la costa mediterránea, Moyà-Solà cree que tiene que haber restos de esta especie en el continente negro. «África es la fábrica de los primates. En el registro de fósiles del Mioceno Inferior y Medio en África, hemos encontrado una diversidad fabulosa de hominoides primitivos con constituciones corporales similares a la del mono. En Eurasia, los simios aparecieron repentinamente en el Mioceno Medio. Antes, los primates eran casi desconocidos. Por esta razón, el área de origen es, en mi opinión, África», dice el paleontólogo catalán.

Los expertos que han visto los restos de la nueva especie no han ahorrado elogios. «Es un hallazgo maravilloso; un sueño hecho realidad», ha dicho Steven Ward, de la Universidad del Noroeste de Ohio. «No podemos decir todavía lo que significa, pero el esqueleto es estupendo», admite David Pilbeam, de la Universidad de Harvard y uno de los paleontólogos que dudan de que el simio se sitúe en nuestra evolución donde los investigadores españoles sostienen. Las dudas, seguramente, se esclarecerán cuando aparezcan nuevos fósiles.

Los huesos de 'Pierolapithecus catalaunicus' quedarán depositados en el Instituto de Paleontología Miguel Crusafont, dependiente de la Diputación de Barcelona, y con sede en Sabadell.

Cambio Climatico

La Subida de los Niveles del Océano Indico Ya Amenaza Algunas Zonas Costeras Muy Pobladas

19 septiembre 2010
El nivel del mar en el Océano Índico está subiendo de manera irregular y amenaza con problemas futuros a los residentes en algunas áreas costeras e islas densamente pobladas. Así lo revelan los resultados de un nuevo estudio dirigido por científicos de la Universidad de Colorado en Boulder y el Centro Nacional estadounidense para la Investigación Atmosférica (NCAR). El cambio climático es uno de los principales factores responsables de este preocupante fenómeno.

La elevación del nivel del mar es particularmente notable a lo largo de los litorales del Golfo de Bengala, Sri Lanka, Sumatra, y Java. Dicha elevación, que puede agravar las inundaciones monzónicas en Bangladesh y la India, podría acarrear impactos futuros en el clima regional e incluso en el global.

El factor clave en el proceso es un área marítima enorme, en forma de bañera, que se extiende por aguas tropicales desde la costa oriental de África hasta la Línea de Cambio de Fecha en el Pacífico. Esta zona se ha calentado alrededor de medio grado Celsius en los últimos 50 años, debido principalmente a las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero.

Los resultados de este estudio indican que si los efectos futuros en esa masa de agua cálida indopacífica causados por las actividades del Hombre dominan sobre la variabilidad natural, algunas islas como por ejemplo las Mascareñas, así como las costas de Indonesia, Sumatra, y otros territorios, pueden experimentar una elevación del nivel del mar bastante mayor que el promedio global.

Mientras que varias áreas en la región del Océano Indico están experimentando un aumento del nivel del mar, en otras áreas está bajando. Los patrones globales del nivel del mar no son geográficamente uniformes. El estudio indica que las Islas Seychelles y la isla de Zanzíbar (frente a la costa de Tanzania) presentan la mayor caída del nivel del mar.

Ésta es la primera vez que alguien ha "pesado" sistemas planetarios enteros, es decir, planetas con sus lunas y anillos. El equipo de David Champion del Instituto Max-Planck para la Radioastronomía, en Alemania, ha proporcionado además una comprobación independiente de resultados anteriores.

Las mediciones de las masas planetarias hechas con esta nueva metodología podrían brindar datos necesarios para futuras misiones espaciales.

Hasta ahora, los astrónomos han obtenido el valor de la masa de los planetas mediante la medición de las órbitas de sus lunas o de las naves espaciales que han pasado cerca de ellos. Esto se debe a que la masa crea gravedad, y la fuerza gravitatoria de un planeta determina la órbita de cualquier cosa a su alrededor, tanto el tamaño de la órbita como el tiempo que tarda en completarla.

Se utilizaron los datos de un conjunto de cuatro púlsares para medir con la nueva técnica la masa de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, con sus lunas y anillos. Muchos de estos datos fueron obtenidos por el radiotelescopio Parkes que la CSIRO tiene en Australia oriental. Algunos de los datos fueron aportados por el radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico y el radiotelescopio de Effelsberg en Alemania.

Las mediciones de las masas concuerdan con las obtenidas mediante las sondas espaciales. La medición de la masa del sistema de Júpiter es bastante más exacta que la conseguida mediante las naves espaciales Pioneer 10 y 11 y Voyager 1 y 2, y concuerda con el valor obtenido mediante la sonda espacial Galileo, aunque con menor precisión.

A corto plazo, las sondas espaciales continuarán realizando las mediciones más precisas de los planetas individualmente. Pero la técnica de los púlsares será la mejor para los planetas no visitados lo suficiente por naves espaciales, y para medir las masas combinadas de los planetas y sus lunas.

Geologia

Crean un mapa tridimensional de la capa de hielo subterránea de la Antártida

Crean un mapa tridimensional de la capa de hielo subterránea de la AntártidaUn equipo de científicos ha creado un mapa tridimensional de las profundidades de la capa de hielo de la Antártida que permite entender cómo el flujo de las corrientes de hielo puede influir en el aumento del nivel del mar en los próximos años, según un artículo publicado hoy por 'Nature Geoscience'.

Equipados con un radar, científicos de la British Antartic Survey (BAS), una institución británica dedicada al estudio del "continente blanco", y de la Universidad de Durham (al norte de Inglaterra), han dado un paso más en el estudio de la capa subterránea de hielo de la Antártida, que alberga a dos kilómetros bajo tierra un "río de hielo" diez veces más ancho que el Rhin.

La investigación se llevó a cabo en la zona oeste de la Antártida, en la corriente de hielo Rutford, compuesta por una mezcla de agua y sedimentos que fluyen bajo el hielo formando "crestas y surcos" que controlan el flujo de hielo que termina en el océano.

La corriente Rutford tiene unos 150 kilómetros de longitud, 25 kilómetros de ancho y un grosor de entre dos y tres kilómetros.

Las corrientes de hielo son similares a ríos gigantescos de hielo a través de los cuales el hielo de la capa antártica se traslada hacia el mar, formando grandes cadenas de hielo flotante.

La investigación de estos flujos es clave para predecir la evolución de la capa de hielo antártica y su influencia en el aumento del nivel del mar en el futuro.


Las rocas mas antiguas de la Tierra

El cinturón de Nuvvuagittuq, en Canadá. SCIENCE/AAAS Un equipo de científicos de Canadá y EEUU ha localizado las rocas más antiguas conocidas en el planeta: 4.280 millones de años. Cuando la Tierra apenas tenía 300 millones de años, un antiguo volcán escupió este material, que se depositó y se ha conservado intacto hasta hoy, según publica Science.

La ubicación de estas veteranas rocas es el cinturón de Nuvvuagittuq, en la costa este de la bahía de Hudson, en Quebec. En 2001, las primeras observaciones detectaron el lugar como un posible yacimiento de rocas muy antiguas. Los investigadores de la Universidad McGill, en Montreal, y de la Institución Carnegie, en Washington, recogieron muestras y midieron su contenido en isótopos de dos elementos raros, neodimio y samario, lo que les permitió determinar la edad aproximada de las rocas. Las más antiguas corresponden a un tipo llamado falsa anfibolita.

Hasta ahora, el récord de las rocas más ancianas estaba en 4.003 millones de años, también en Canadá. Según explican los investigadores, los restos de la corteza terrestre temprana son extremadamente raros; lo habitual es que el planeta recicle sus materiales, absorbiéndolos al interior por los movimientos continentales, descomponiéndolos en minerales más simples y expulsándolos otra vez al exterior en forma de nuevas rocas. Por este motivo, es más fácil encontrar una mayor edad en los minerales sueltos que en las rocas. Los minerales más antiguos fechados hasta ahora son algunos circones australianos cuya edad se ha estimado en 4.360 millones de años.



La Tierra fue una 'bola de nieve' hace 716 millones de años

La Tierra fue una 'bola de nieve' hace 716 millones de añosUn grupo de geólogos ha encontrado pruebas de que el hielo en la superficie del mar se extendió hasta el Ecuador hace 716,5 millones de años, confirmando las sospechas de que en aquella época la Tierra llegó a convertirse en una "bola de nieve".

Dirigido por científicos de la Universidad de Harvard, el estudio publicado en 'Science' y realizado sobre la base de un análisis de rocas antiguas tropicales que se encuentran ahora en el noroeste de Canadá, refuerza la teoría de que nuestro planeta tuvo en el pasado hielo extendido en todas sus latitudes a nivel del mar.

"Esta es la primera vez que se ha demostrado que la denominada glaciación esturtiana se produjo en latitudes tropicales, proporcionando evidencias directas de que esta glaciación en particular se convirtió en un evento que dejó a la Tierra convertida en una bola de nieve", según el autor principal Francis A. Macdonald, profesor asistente en el Departamento de la Tierra y Ciencias Planetarias en la Universidad de Harvard. "Nuestros datos también sugieren que la glaciación esturtiana tuvo una duración mínima de 5 millones de años".

La supervivencia de la vida eucariota lo largo de este período indica que la luz del sol y el agua superficial disponible en algún sitio se mantuvo en la superficie de la Tierra. Los primeros animales surgieron en la misma época, a raíz de una proliferación importante de los eucariotas, informa 'Science Daily'.

Incluso en una Tierra 'bola de nieve', afirma Macdonald, habría gradientes de temperatura en la Tierra, y es probable que el hielo podría ser dinámico: fluye, adelgaza y forma parches locales de aguas abiertas, que ofrecen refugio para la vida.

"El registro fósil indica que todos los principales grupos de eucariotas, con la posible excepción de los animales, existían antes de la glaciación esturtiana", señala Macdonald.

Macdonald y sus colegas analizaron en Yukon (Canadá), depósitos glaciales y otros signos de glaciación, como clastos estriados, restos de hielo navegable, y la deformación de los sedimentos blandos. Los científicos fueron capaces de determinar, con base en el magnetismo y la composición de estas rocas, que hace 716,5 millones años esas rocas se encontraban en el nivel del mar en los trópicos, a una latitud de unos 10 grados.

"Debido a la alta reflectividad del hielo, el modelado del clima predice que si el hielo alguna vez se desarrolló dentro de la latitud 30 grados del Ecuador, todo el océano se congelaba con rapidez", señala Macdonald. "Así que nuestro resultado implica muy fuertemente que el hielo se han encontrado en todas las latitudes durante la glaciación esturtiana".

Los científicos no saben exactamente lo que causó esta glaciación o lo que la puso fin, pero Macdonald afirma que su edad de 716,5 millones año se acerca a la edad de una amplia provincia ígnea que se extiende más de 1,500 kilómetros desde Alaska hasta la isla de Ellesmere, en el extremo nororiental de Canadá. Esta coincidencia podría significar que la glaciación fue precipitada por la actividad volcánica.

Arqueologia

Stonehenge ya atraía turistas durante la Edad de Bronce





Arqueólogos encontraron evidencia que sugiere que el monumento prehistórico más famoso del Reino Unido –Stonehenge, en el sur de Inglaterra- ya atraía turistas durante la Edad de Bronce.
El análisis de los dientes de un adolescente enterrado cerca del círculo de piedra, erigido en el año 1.500 a.C., reveló que éste provenía de la región del Mediterráneo, probablemente España, Italia o el sur de Francia.
El joven también llevaba un collar de ámbar, lo que sugiere provenía de una familia acomodada.
Los arqueólogos creen que eso indica que Stonehenge ya gozaba para entonces de una extendida reputación como espectacular monumento.


¿Una ciudad sumergida en el Caribe?

Un equipo de investigadores afirma haber encontrado una ciudad sumergida en el Caribe. Según estos expertos –que no han dado las coordenadas exactas del sensacional hallazgo–, esta metrópoli podría ser más antigua que las pirámides de Egipto.
La ciudad sumergida recientemente descubierta, vista desde satélite.Las imágenes publicadas en la prensa europea sobre el espectacular y misterioso hallazgo de una ciudad sumergida en el Caribe hacen pensar que este podría ser uno de los hitos más sensacionales de la historia de la arqueología. El responsable de tan increíble descubrimiento es un equipo de investigadores –todavía anónimos– que ha dado a conocer por medio de fotografías tomadas por satélite del fondo de un lugar desconocido del Caribe los restos de una avanzada metrópoli. En palabras del anónimo comunicante, “la ciudad podría tener miles de años de antigüedad y ser anterior, incluso, a las pirámides egipcias de la meseta de Giza”.



Pirámides y edificios bajo el agua


Los descubridores han señalado que el hallazgo no tiene nada que ver con las ruinas descubiertas cerca de Cuba por un grupo de exploradores rusos en 2001 a una profundidad de casi 700 m. En este caso las fotografías ofrecidas por los desconocidos arqueólogos muestran una estructura similar a una gran ciudad a muy poca profundidad. Entre los restos sumergidos destaca una pirámide estrecha de gran altura y varias plataformas sobre las que se habrían construido edificios (sic). El hallazgo no deja de hacer recordar las famosas “ruinas” submarinas de Japón encontradas en Yonaguni.

En la década de los años noventa del siglo pasado se hicieron muy conocidas las imágenes que mostraban las aparentes calles, plazas y edificios escalonados con aristas totalmente lisas de una ciudad hundida en aguas niponas. Un estudio geológico del lugar demostró que eran formaciones naturales que nada tenían que ver con una supuesta civilización, hoy desaparecida, que vivió frente a las actuales costas de Japón. ¿Podría suceder lo mismo con los restos de la ciudad caribeña? Los miembros del equipo están organizando una misión de trabajo para realizar un estudio en profundidad en los próximos meses.


Chasco en Japón


Plataformas escalonadas frente a las costas de Yonaguni.El geólogo japonés Masaaki Kimura hizo famosa la isla de Yonaguni (del archipiélago de RyuKyu) al seguir el sensacional hallazgo del submarinista que descubrió de forma casual unas plataformas escalonadas en 1985. Kimura creyó que estas eran los restos de una antigua ciudad (¿Atlántida, Mu...?) que se hundió hace unos 5.000 años. El estudio del lugar llevado a cabo en la década de los años noventa del siglo pasado por parte del geólogo Robert Schoch, el mismo que retrasó la antigüedad de la Esfinge de Giza (Egipto) a 5.000 a.C., señaló que esta supuesta metrópoli era una formación natural y que las presuntas ruinas de los templos, los arcos y los estadios podían explicarse de forma lógica.


Ciudades sumergidas en Grecia


Ruinas de la ciudad sumergida de Pavlopetri.El caso caribeño no es el único. Arqueólogos de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) han retomado los trabajos en la ciudad sumergida de Pavlopetri, situada al sur del Peloponeso (Grecia). La nueva datación realizada a las cerámicas halladas en dicho lugar ha retrasado la cronología señalada hace cincuenta años hasta la época micénica (1500 a.C.). Entre las piezas descubiertas en las nuevas exploraciones, a apenas 15 m por debajo de la superficie, se encontraron vestigios anteriores al período marcado inicialmente, por lo que esta ciudad tendría más similitudes con la cultura minoica, cuya etapa de esplendor se remonta a 2.500 a.C

Astronomia; NGC 300, una galaxia espiral

Una nueva imagen de NGC 300, una galaxia espiral similar a la Vía Láctea

El Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) ha dado a conocer una nueva imagen de la NGC 300, una galaxia espiral similar a la Vía Láctea y ubicada en el conjunto de galaxias conocido como Grupo Escultor.
La imagen, que fue tomada con el Wide Field Imager (WFI) en el Observatorio La Silla de ESO, en el norte de Chile, fue compuesta a partir de varias imágenes individuales tomadas a través de diferentes filtros y con una exposición total de unas 50 horas.

El propósito de esta "campaña de observación" es realizar un censo de estrellas en la galaxia NGC 300, así como marcar "zonas o incluso estrellas individuales que justifiquen investigaciones más profundas y focalizadas".

Según la organización astronómica, esta imagen revela en gran detalle la estructura de la galaxia, que está ubicada a seis millones de años-luz de distancia de la Tierra.

El Observatorio Europeo Austral es la principal organización astronómica intergubernamental y opera en tres sitios únicos de observación en Chile (La Silla, Paranal y Chajnantor).


Andrómeda, la galaxia caníbal

Andrómeda, la galaxia caníbalSe sospechaba desde hace tiempo, pero ahora los astrónomos lograron confirmarlo: la enorme galaxia Andrómeda se ha expandido devorando a estrellas de las pequeñas galaxias vecinas.

Un equipo internacional de científicos descubrió lo que dice son "restos" de galaxias enanas vecinas destruidas e incorporadas a Andrómeda.

El equipo de astrónomos del Sondeo Arqueológicio de Andrómeda -que publican su investigación en la revista Nature- logró obtener imágenes detalladas del evento que ocurrió a unos 2,3 millones de años luz de la Tierra.

Desde hace décadas se sospecha que las galaxias se consumen entre sí y que Andrómeda devoraba a las galaxias enanas que se acercaban demasiado.

Pero ahora por primera vez los astrónomos lograron trazar en detalle el mapa de la enorme galaxia y descubrieron dentro de ésta a estrellas que no pudieron haberse formado allí.

Tal como explicó a la BBC Pauline Barmby, astrónoma de la Universidad de Western Ontario, Canadá, y quien participó en el estudio, el patrón de las órbitas de las estrellas pueden revelar su origen.

"Andrómeda está tan cerca de nosotros que pudimos trazar el mapa de todas sus estrellas" explica.

"Y cuando vimos una especie de estrellas agrupadas con la misma órbita pudimos saber que éstas no pertenecían a ese sitio".

Se trataba, dicen los astrónomos, de decenas de miles de soles formando pequeñas galaxias y cayendo en una galaxia espiral enorme como Andrómeda.

Modelo jerárquico

Los astrónomos utilizaron el Telescopio Canadá-Francia-Hawaii para trazar las inmensas fuerzas gravitaciones que se están devorando a la pequeña galaxia Traingulum cuando orbita lentamente a la gigantesca espiral.

Las imágenes que lograron captar muestran por primera vez las fuerzas de marea e interacciones que provocan que una galaxia devore lentamente a las estrellas y gases cósmicos de otra galaxia.

La investigación apoya al llamado "modelo jerárquico" de formación de galaxias.

Este modelo predice que las galaxias más grandes estén rodeadas de reliquias o galaxias más pequeñas que ya consumieron totalmente o han comenzado a digerir.

Andrómeda es la galaxia más cercana a nuestra Vía Láctea y tal como señalan los científicos, continúa expandiéndose.

Los astrónomos pudieron observar también una "corriente de estrellas" de una galaxia vecina llamada Triangulum "extendiéndose" hacia Andrómeda.

Fusión galáctica

El doctor Scott Chapman, profesor de astrofísica del Instituto de Astronomúa de la Universidad de Cambridge, que también participó en la investigación explica que "eventualmente estas dos galaxias terminarán fusionándose completamente".

"Y parece irónico que la formación y la destrucción de galaxias sean eventos tan unidos".

Y ahora Andrómeda parece perseguir un banquete más grande. La gigantesca galaxia se acerca a nosotros -a la Vía Láctea- a gran velocidad.

"Sí está cada vez más cerca y eventualmente habrá una explosión colosal de Andrómeda con nuestra galaxia" dice Scott Chapman.

"Pero -igual que como ocurrió en este evente- el principal efecto de esa explosión será el desplazamiento de estrellas entre ambas galaxias para eventualmente formar una sola galaxia con la formación de muchas estrellas nuevas".

"Quizás podría ser motivo de preocupación pero el evento es todavía demasiado lejano, a miles de millones de años", expresa el científico.

Misterio de las piedras que se mueven

1 de septiembre de 2010

El misterio de las piedras que se mueven











Por bobiandcompany

Silencio y calor. Así se resumen las impresiones de las mayoría de quienes visitan el Valle de La Muerte en California. Pero, en realidad, este paisaje desértico esconde un shock mucho más fuerte: piedras de hasta 52 kilos que se mueven en línea recta a través de la superficie ultraplana del valle.

En Estados Unidos se las conoce como “sailing stones” (piedras navegantes). Tras años de especulaciones sobre los OVNIS, los científicos actuales lo achacan a un conjunto específico de condiciones climáticas.

Misterio sin resolver

El fotógrafo Mike Byrne, de 40 años, se dedica a documentar los movimientos de las piedras móviles. Así lo explicaba en una entrevista con el Daily Telegraph: "Algunas de estas piedras pesan como una persona, resulta extraño comprobar que se deslizan a través del desierto de esta manera.

No creo que nadie ha resuelto todavía la cuestión al cien por cien”. La mayoría de las piedras se encuentran en lecho de un lago antiguo conocido como Racetrack Playa, donde el suelo es muy plano.

Parecidos con Saturno

El Valle de la Muerte es el punto más bajo de los Estados Unidos, situado a 101 metros por debajo del nivel del mar. El terreno es casi completamente plano y el Valle tiene el récord de la segunda temperatura más alta registrada en la tierra, concretamente 58 grados.

El científico de la NASA Scout Brian Jackson opina que "lo que pasa en Valle de la Muerte es sutil y complicado”. Este investigador ha firmado un estudio que compara el sitio a un lago seco en Titán, satélite de Saturno.

La primera hipótesis fue que las piedras del Valle de la Muerte tenían propiedades que les permitían moverse. Luego se descartó, ya que se trata de rocas dolomíticas bastante corrientes. “Las piedras en sí no son inusuales, es el lugar donde están lo que las hace comportarse de manera especial”, concluye.

¿Cómo puede pasar esto?

En la década de los noventa un estudio realizado por un equipo de científicos dirigido por el profesor John Reid (Hapshire College, Massachussets) trató de explicar el movimiento de las rocas. Su conclusión es que todo es fruto de tres factores: vientos de 145 kilómetros por hora, formación de hielo por la noche y capas de arcilla húmeda .

Cuando hay frío, las piedras quedan incrustadas en el hielo y la arcilla. Al subir la temperatura, la arcilla se derrite y las piedras quedan libres, siendo empujadas por el viento, pero aún sujetas al hielo de la capa inferior (por eso se deslizan en senderos rectilíneos) . Los climatólogos creen que el fenómeno podría desaparecer en pocos años, a causa del calentamiento global de la Tierra.
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